La ropa tendida en el balcón
es la bandera de mi fracaso.
Sin rastro de tus bragas minúsculas,
ni de tus camisas con tantos colores,
que la primavera comenzaba primero
en la terraza para luego
adueñarse poco a poco de todo el paisaje.
No hay morbo sin tus pijamas huérfanos de botones,
sin tus faldas pervirtiendo las flores de las macetas,
y sin tus vaqueros dejando en el cielo
la silueta de tu imponente culo.
El viento agita mi pena,
calzoncillos tristes y pantalones
que odian el clima si no lo creas tú.
Mis camisas cuelgan los cadáveres
de los hombres que soy ahora sin ti,
y todos los calcetines imitan el acto
de no hallarse con su otra pareja.
Aún en la almohada tu perfume
agrieta mi pecho,
y en los cuadros que dejaste sin pintar
nacen garabatos que simulan la derrota.
Lucía siempre dice
que incluso cuando pierdes ganas algo.
Yo solo he ganado tu ausencia.
Y es una mierda.
A veces, sobre el sofá, rebobino mi vida
y te veo llegando aquella mañana,
sin paraguas y con el cabello mojado,
perseguida por una tormenta
que, como yo,
se enamoró al primer contacto.
Y me traigo tu voz al oído,
y aún siento el escalofrío de tu primera frase,
donde los relámpagos iluminaban el cielo
como fotografiando una escena
de anuncio de perfume.
Recuerdo con perfecta exactitud
cómo, después de tu primera sonrisa,
dejó repentinamente de llover,
y cómo tu nombre me acarició las mejillas
cuando todavía la distancia entre nosotros
era un abismo de dos metros.
Disfruto del momento en que decidimos
que el autobús nos pasara de largo,
y caminamos hasta tu casa,
esquivando los atajos
hasta pactar un laberinto cuya salida
dependía del primer beso.
El cigarro a medias,
tu risa como banda sonora,
el vaho saliendo de nuestras gargantas,
como si pudiéramos esconder la felicidad
después de los suspiros.
Mis nervios y aquella manada de elefantes
golpeándome por dentro del pecho,
el ruido del silencio mientras buscaba la frase perfecta,
aquel "hasta mañana" que tus labios soltaron
y mis manos ataron al futuro inmediato,
justo antes de que cerraras la puerta
y comenzara de nuevo a llover de repente.
Como ahora,
solo que en lugar de futuro
nada más que queda ropa tendida.
Y se me está mojando.
Como los ojos.
2 comentarios:
Amo tus escritos, a veces más la primera frase , la frase final o las intermedias pero siempre se aman.
Que bonito ♥️ No me canso de leerte.
Gracias por otro lunes 😘
Maria
Publicar un comentario