jueves, 17 de marzo de 2022

ROJO AGUA

No sé cuántas estrellas fugaces son necesarias

para cumplir un deseo,

ni cuánto amor es capaz de soportar un gato.

Desconozco a qué velocidad debe viajar el viento

para que tu falda se convierta en bandera de mi vida,

o a qué ritmo crece la hierba del jardín de tu casa.

Sé en cambio que cuando te ríes

daría más de lo que tengo por ser el culpable,

o que el lunar de tu cuello parece una isla

donde náufrago a conciencia.

Sé que hay doscientos cuarenta y siete pasos

desde mi hogar a tu timbre,

y que a tu perro todavía no le gusta mi aspecto.


Ignoro cuántas lágrimas son necesarias

para llenar un vaso de agua,

con cuántos besos sinceros

se contenta una madre,

desconozco a qué hora un poema

puede recitarse en voz alta,

o qué mentira usar si tu nombre

se me escapa mientras duermo.

Sin embargo sé que tu vientre 

se parece al paraíso,

que no pospones la alarma,

que nunca sueñas con hombres,

que tienes cuando caminas

el ritmo tan aprendido

que he inventado canciones

desde tus pies a tu nuca.

Y a veces las tarareo hasta que puedo olvidarte.


No tengo ni idea de cuántas mentiras

puede aguantar un matrimonio,

ni en qué garabato un mal padre

confiesa que su hijo es artista,

no puedo intuir cuánta tristeza se necesita

para ir al psicólogo,

ni si ellos al estar triste

les puede bastar un espejo.

Sé no obstante que tú treinta y siete

decoraría el alma de cualquier orilla

que has dejado a medias la última serie,

que coleccionas orgasmos,

que cuando miras al horizonte

me gustaría ser yo quién vuelve.

Yo, que nunca me he ido.

Se que te pareces demasiado

a la actriz que aparece a menudo en mis sueños,

o que te sabes el nombre de todos tus hijos

sin haber sido madre todavía.


Te juro que ni sé ni me importa

si el destino es esto que sucede,

si eres un tren que perdí,

si llegar tarde es peor que no llegar nunca,

si la suerte hay que buscarla,

o ya la he encontrado en tus ojos.

Desconocer sin ruborizarme

si la noche empieza cuando aparece la luna,

o basta con la oscuridad de tu ausencia,

no intuir si mi nombre en tu boca,

temblaría después en mis labios,

si en el descuido de tu escote

perdería las llaves de casa,

si tendría casa después de un beso.

Si no sería el beso mi casa,

si no sería tu escote las llaves,

si no sería mi jaula tu nombre,

si no sabría temblar de otro modo,

que de este miedo atroz a perderte,

que de este odio fatal a encontrarme.


Así que no, no sé un montón de cosas importantes,

ni cómo se llaman las nuevas galaxias descubiertas,

ni cuántos cobran por risa

las putas de polígono,

ni cuántas llamadas perdidas son necesarias

para captar la indirecta,

ni qué emoticono usan los enamorados.

No sé a qué altura están las nubes,

ni la estelas de los aviones,

ni por qué tocan el arpa los ángeles

y no el piano.

Desconozco incluso si el silencio

es eso que ocurre cuando tú no hablas,

si la soledad tiene que ver con el olvido,

si la esperanza es un lugar,

si el deseo un paisaje,

si dios eres tú descruzando las piernas 

y al infierno se puede ir suspirando

desde tu piel a tu alma.


Pero sé créeme y de esto estoy seguro,

de que eres sin dudarlo la mujer de mi vida

aunque tu sin embargo ni lo sepas todavía.









 

6 comentarios:

Unknown dijo...

Me encanta. Gracias

Unknown dijo...

Wow, sabes que no puedo decir otra cosa más que un wow

KeyFer dijo...

Te amooo

' dijo...

Único y hermoso, como todo lo que haces, escribes, compartes, sientes... <3

Que suerte tiene quién fuera ella.

Dakota dijo...

Precioso.

Anónimo dijo...

Puta ...