lunes, 12 de diciembre de 2022

LA BELLEZA ES EL DIABLO

 

2-Recuerdo cuando era pequeño, que se me escapó un globo. Papá en lugar de regañarme, me secó las lágrimas y me dijo, que si él se había ido, era simplemente porque mis manos no eran su sitio. Ha pasado toda una vida desde aquello, pero todavía cuando me veo volando solo en esta vida, recuerdo aquella frase y me consuelo pensando, que tal vez yo aún, no haya encontrado mi sitio.



12-12-2022

La primera vez que entré en la cafetería plenilunio y escuché el tímido hilo musical que acompañaba con ternura la estancia, supe que acabaría yendo siempre. Ni siquiera hasta ese momento, tenía constancia de que me gustara el blues. Me sentaba en la mesa lo más al fondo posible, abría mi cuaderno y me ponía a escribir. Lucía, la dueña, que a menudo hacía las veces de camarera, fue secundaria, aunque sin duda también ella hubiera bastado para que mis visitas fueran asiduas. No era la amabilidad de su último botón de la blusa desabrochado, ni el vaivén afrodisíaco de su culo, tampoco aquellos ojos verdes que primero te apuñalaban y luego te sanaban con cariño la herida, no era aquel lunar junto a la boca, del que no sabías si estaba huyendo de un beso, o corriendo para llegar a él. Tampoco su caminar ágil mientras su trenza se columpiaba como si su espalda fuera el interior de un parque. Lo mejor de Lucía era su sonrisa. Incluso más que aquellas frases que soltaba, que bien podían formar parte de un libro de autoayuda y a su vez de autodestrucción, dependiendo siempre de tu estado de ánimo. Su sonrisa era casa, rescate, tregua y paz. Su sonrisa era orgasmo y trinchera, habitación con vistas, primavera al fondo del pasillo, verano en las costillas. Te juro que era capaz de quitarte hasta el dolor de cabeza. Y su efecto era más rápido, mucho más, que un alprazolam bajo la lengua. Hoy estaba allí escribiendo, bueno en realidad, estaba el folio mirándome a mí y yo a él. Un folio en blanco es lo más parecido que puedes encontrar a un espejo. Sobre todo si eres un puto escritor frustrado. Aún quemaba el café cuando Paula se sentó en la mesa más próxima. Si existiera un ranking en el barrio de masturbaciones masculinas, Paula le llevaría tanta ventaja a la segunda, que de esta nadie sabría ni el nombre. Siempre parecía que se había escapado de una película erótica. No porno. Tenía más clase que eso. No era una cuestión de garganta profunda, de culo en pompa, de un intrépido facial, o un facesitting hasta la asfixia. No tenía nada que ver con grilletes o fustas, ni con condones de sabores, no era fetichismo ni morbo, era simplemente deseo. Cómo un oasis en el desierto, una tienda de chucherías al lado de un colegio, una farmacia de guardia una noche de crisis existencial. He notado sus ojos buscando los míos, luego su mirada ha invadido el papel aún vacío y no he tenido más remedio que comenzar a escribir palabras al azar. "Intuición" "Destino" "Casualidad". Sus piernas cruzadas mientras su bota derecha dibujaba en el aire algo similar a mi nombre. "Melodía" "Galaxia" "Maremoto". Paula es morena, el pelo negro como un funeral, la boca amplia como un sí quiero delante de un cura. Está cerca del metro ochenta, pero si te acercas demasiado, aquella silueta se agiganta hasta tal punto que te das cuenta que si ella quisiera se podía pegar toda su vida robando estrellas. "Vértigo" "Tropiezo" "Desequilibrio". Paula es el antónimo del amor. Ella duele. Su existencia magnifica a la mujer pero a su misma vez la humilla. Su presencia enmudece a los hombres. Los pone nerviosos. Ha domado tantos leones que debe estar hasta el coño de acariciar gatitos. "Selva" "Mordisco" "Sangre"


-Siempre he tenido curiosidad, ¿Qué escribes?


Su voz ha viajado hasta mi oído, se ha parado antes de llegar y en lugar de entrar suavemente, me ha golpeado el rostro como un boxeador enfadado.


"Miente Alex, sé inteligente, elocuente, sé interesante. Sorpréndela. Una miga de pan lleva a otra. No dejes que su hambre se sacie de un bocado"


-Una novela. Un intento de ella. Pero estoy bloqueado. Últimamente siempre estoy bloqueado.


-¿Cómo se llama ella? La protagonista me refiero.


"No tienes huevos de decir su nombre. No eres capaz. Su nombre la haría sonreír. Sé capaz. Sé valiente. Sé otro diferente a ti. Una puta vez Alex, una puta vez.


-Martina. Me he limitado a responder.


-¿Y existe? ¿Es real esa Martina?


”No, no existe, pero si lo hiciera se debería parecer a ti. De hecho sería tan sencillo que fueras tú. La inspiración vendría sin buscarla. Debe ser tan fácil ser escritor solo mirándote"


-Es una mezcla de varias personas que han pasado por mi vida. 


-Un puzzle de fracasos. Ha soltado después de un sorbo a su café.


-No, ahí te equivocas, depende mucho de la perspectiva, pero alguna de ellas, con solo el hecho de tenerlas cerca una sola vez ya las puedo considerar un éxito. He confesado en un alarde de sinceridad. Recordando a cierta chica claro.


-¿Y yo estoy lo suficientemente cerca?


Joder es lunes y ella es Paula. No puede suceder. Debo estar dentro de una especie de fantasía creada por mi necesidad. Entiendo que solo juega. Hace tres meses que una mujer no me dedica atención y de repente ella. Ella precisamente que podía aleatoriamente señalar con el dedo a la persona que quisiera y dicha perdona lamer el suelo que pisa.Y me señala a mí, no solo con el dedo, también con los ojos, también con las palabras.


-Todavía no. He respondido.


"Emoción" "Cima" "Catástrofe"


Ha sonreído. Y ha matado todas las lágrimas del futuro más próximo.


-¿Sabes qué nunca nadie me ha escrito un poema?


"Mírate el espejo Paula. Tu belleza es como intentar atrapar un relámpago con los dientes, como procurar que una ola no muera en la orilla. No se puede encender un mechero y hablar del sol" 


-Supongo que simplemente no has dado con un hombre que escriba. He dicho en un tono conciliador.


-¿Y ahora?


-¿Ahora qué?


-He dado con un hombre que escribe.


De repente he cabido en la palma de su mano. Es posible que si hubiera soltado un suspiro, me hubiera hecho volar lejos de allí.


-Me han hecho sesiones de fotos, me han pintado de varias maneras, pero jamás me he mirado en palabras. La verdad es que me haría mucha ilusión.


"Venga Alex, ¿qué esperas? ¿No querías una musa?  Están lloviendo versos y has abierto el paraguas. Puto cobarde"


-Supongo que podría intentarlo. Pero dudo que pueda sorprenderte. El problema real del vértigo, no es el miedo a las alturas, es el pánico a no estarlo.


-La cima te lo digo por experiencia propia, está sobrevalorada. Lo he pasado mejor en los primeros escalones del suburbio más sucio, que en el ático de algún hotel de cinco estrellas. Pero no quiero ponerte en ningún compromiso, de hecho, incluso te pido disculpas por la osadía. 


-No te preocupes. He dicho torpemente.


-Mi descanso es sobre esta hora por si necesitas inspiración o algo. Ha dicho y luego se ha marchado. Como si nada de aquello hubiera existido realmente.


"Poema" "Poesía" "Paula"


El café estaba frío. Lucía se ha acercado a mi mesa.


-Vaya cara joder. Pero te entiendo, si alguna vez en mi vida he puesto en duda mi sexualidad ha sido por su culpa. 


-Me ha pedido un poema. Le he dicho.


-Puede follar con el hombre que ella quiera pero se le antoja un poema. ¿Y qué vas a hacer?


-Un ron, por favor.


-Son las once Alex. Y es lunes.


-Ya por eso. Porque son las once precisamente. Y porque es lunes.


-Tú mandas cariño. Ha respondido.


"Deseo" "Deseo" "Deseo"


He apartado la hoja con cierta crueldad.


Y luego he vuelto al espejo del folio en blanco

4 comentarios:

Xan Do Río dijo...

Al menos, ya lo has escrito.

Susi dijo...

La verdad sobre el caso de Ernesto Pérez.
Continuación de La verdad sobre el caso de Harry Quebert.
Escrito por Marcus Goldman, Joel Dicker, Harry Quebec y Ernesto Perez.

Anónimo dijo...

Se tenía que decir y se dijo

Recomenzar dijo...

Nada es real aquí ni siquiera los comentarios
No puedo juzgarte pero demasiado complejo para mi dejarte un comentario