viernes, 5 de agosto de 2011

Si miras a los ojos de la luna, le ves las bragas a tu ex

A la luna se le ven las bragas.

La noche parece haber sido sacada
de un cuento de esos para asustar a los niños.

He estado todo el día pensando en ti,
sucede que cuando hago malabares con los verbos
siempre se me cae follar debajo de tu ombligo.

Y sinceramente si hay algo que me joda más que tu ausencia
es que escribir poesía en esta parte del mundo
es estar enfermo de sensibilidad crónica.

Y yo escribo poesía por tu culpa.

Todo el maldito día pensando en ti,
de hecho hasta fui a comprar un helado de esos que tanto te gustaban,
a la camarera le olía la piel a coco,
hubiera pagado por lamerle un brazo
y dejar que las tres bolas se derritieran
formando sobre el mantel
la bandera del país ese al que emigraste
para sacar un notable en anatomía ajena
y un sobresaliente en mi olvido.

A veces como ahora mismo
que me distraigo con el baile de los murciélagos,
preferiría que no hubieras existido nunca
o tener que llevarle flores amarillas a tu tumba
a este dolor de no hallarte aquí a mi espalda.

La noche sufre de insomnio,
se cambia de lado,
bosteza.

Hay ancianos paseando de la mano
por las mismas aceras que una vez fueron nuestras,
hoy el amor tiene más de setenta años
y le falla el corazón.

Pero le late.
¿sabes?
le late.

Érase una vez........... y sus perdices....

Confieso que soy de los que veían peter pan
para tener sueños eróticos con campanilla
y que la primera vez que me masturbé
era caperucita la que tenía la boca grande.

Luego llegaste tú
y todos los cuentos de hadas
se fueron a la biblioteca amnésica de mi memoria.

Le dije:
- Yo nunca he pagado por follar-
y se echó a reir,
la camarera me refiero,
debió pensar que tu eras puta
cuando te veía con aquellas minúsculas faldas
lamiéndote los dedos de la nata.

En realidad no seré yo quién le quite la razón.

Las camareras saben el doble de las vidas que los demás
porque es en una barra de bar
donde se encuentra y se pierde el equilibrio.

Y es cuando te caes
cuando consigues ser tú
por primera vez en la vida.

Todo el jodido día pensando en ti,
todo,
como si de una canción empalagosa te trataras
tarareando tu nombre como un eco.

Fui a ver a las olas romper contra el muelle
y acabe torciendo la vista
ante la primera morena que quiso tostarse las tetas,
el paisaje hace con mis ojos lo que le da la gana,
más tarde seguí calle arriba
a una señora de unos cuarenta años
que meneaba el culo como una diosa del olimpo.

Ha sido el mejor partido de tenis que he visto en mi vida
y aunque no sé cual de los dos cachetes acabó ganando
si tengo la absoluta certeza de quién perdió.

Precisamente yo.
Sobre todo el rumbo.

Una noche perfecta para los asesinos,
hay violadores frotándose las manos en los portales,
ladrones probando las pilas de la linterna
en un parpadeo interminable de luces y sombras,
(y tu madre) ya que hablamos de mentes corruptas
tejiendo tu nombre con hilo dorado
para decorar esa tristeza que la acorrala
de no saber en que parte de la ciudad
su queridísima hija se le des-madra.

- No te me pierdas que no me encuentro-
Y me perdiste
o te perdí.
Jamás supe interpretar esta absurda brújula del capricho.

Una noche para que pase de largo el amor, eso hace.

Yo me tumbo sobre el cesped húmedo de un parque
a verle las bragas a la luna (negras)
mientras tú seguramente te quitas las tuyas (rojas)
en una pensión de nombre ridículo
donde sus dos únicas estrellas
la ponen tus ojos.