jueves, 21 de noviembre de 2013

De hablar con un folio en blanco (segunda improvisación)

Jodido diario.

"Mi libertad acaba
donde se abren sus piernas"

¿Te acuerdas de Rosa?
Seguro que si,
escribía de ella cuando todo mi amor,
cabía tras la ventana de un autobus.
Pues está preñada de gemelos,
ella que ni siquiera sabía cuidar de sí misma.
- Serán dos niñas preciosas- Ha confirmado.
Yo he pensado solamente,
que al puticlub del barrio
le augura un buen futuro con el tiempo.
Aunque he sonreido,
como si ella de ocho meses
fuera lo más bonito que he visto en mi vida.
Siempre he sido un gran mentiroso en silencio.

Yo aprendí a no fiarme de nadie gracias a mi madre,
alguien que te quiere
te mentirá para que no sufras nunca.
Y mi madre siempre me ha querido demasiado.
Hasta vértigo me da el pensar
la de mentiras que me habré tragado hasta hoy.

Por eso me da tanto miedo el amor supongo.

Donde se abren sus piernas
y se clavan mis rodillas
y le digo el lugar exacto donde el mar se hace isla
y la isla coño
y yo feliz.
Y todo ello sin sacar la lengua.

Hay quien piensa que lo bueno del mar es verlo
y luego entrar,
como quien compra una barra de pan
en la tienda de la esquina.
ignoran que la magia real es otra.
Que sea el quien te mire,
que te alcance
y que te hunda.

¿Como va a ser lo mismo meterse dentro del mar
a que sea el mar quien te meta dentro de él?

Supongo que hablamos de un mediterráneo distinto.

 En fin, jodido diario,
"La señorita va a ser mejor que cambiemos las pastillas"
dice que mi problema soy yo,
que mi enemigo soy yo,
que mi tristeza soy yo.
Un día de estos le enseño una foto tuya en bikini
y además de colocar su heterosexualidad en duda,
se hace amiga de todos los farmacéuticos del barrio.

Para entender la locura
primero hay que conocer la razón.
El diagnóstico no es el desde cuando
sino el desde cuanto.
Y ya hace mil besos.

Mil doce antes de que acabe esta noche.

Aún te recuerdo,
temblando cuando te recitaba a fonollosa,
jugando con las aspas del ventilador
a volar por encima de las cosas
como si fueras pluma
y yo aire.
Una vez suspiré tan fuerte
que apagué las velas de mis siguientes cinco cumpleaños
tú ya te ibas calle abajo
y yo me hacía viejo mirando desde el balcón
como driblabas nuestro propio destino.

En aquellos tiempos escribir poesía
solo dependía de tu sonrisa,
ahora en cambio escribo,
 para que sea la poesía la que me sonría a mí.
Y tengo que reconocer que casi nunca ocurre.

Aunque a veces, jodido diario,
hoja a cuadritos azules
que solo hablas cuando yo escribo
la poesía se abre de piernas
y mi libertad,
toda,
se te mete otra vez entre las piernas.

Como si fueras mar.
Todavía.

martes, 5 de noviembre de 2013

De hablar con un folio en blanco

Jodido diario:

Hoy también ha pasado de largo,
sigue siendo primavera en sus ojos
y su boca ha vuelto a marchitar
todas las flores del parque.

Llevaba la camiseta blanca,
ya sabes, la que llevaba puesta aquel sábado
que con la yema de mi dedo índice
yo rocé suavemente su cintura
y tardé en dejar de sonreír
nueve minutos seguidos.
Estuve a quince segundos de batir mi propio récord.
Una pena.

De largo,
con sus botas negras de besar el asfalto,
enseñándole música a los bordillos de la calle.

Hay quien piensa que los versos me crecen entre los dedos.
¿ Pero como escribir un puto poema si no me mira?

Hoy he visto a Ainara,
le está creciendo muy rápido el pelo,
solo tiene un pecho y es tan bonita
que podría prescindir también del otro
y brillaría exactamente igual.
Igual que cuando teníamos quince años
 y en el baño de su casa  me enseñaba la fuerza
con la que le crecía el vello púbico.

¿ Como estás? Le he preguntado.
Sigue fumando.
- ¿Sabes el hueco que se te queda en el pecho
cuando el amor de tu vida te abandona para siempre?
Pues esto es igual,
solo que en lugar de abandonarte alguien
lo haces tú misma.
También me ha dicho que ya no sabe llorar,
que ni siquiera "Los puentes de madison"
le han logrado sacar una puta lágrima.
Ella que lloraba hasta cuando se le acababan los cereales.

Me ha dado verdadera tristeza,
no hay nada peor en el mundo que llorar hacía dentro.

Luego muy despacio se ha ido calle abajo,
dejándome a oscuras en mitad de una calle
que nunca recordará nuestros nombres.

De largo jodido diario, de largo,
con esos vaqueros apretados
que consiguen poner en rojo
todos los semáforos del barrio.

No sabes cuanto me fastidia a veces,
la puntualidad de los autobuses.

La señorita del tiempo ha dado lluvia para mañana,
imagino a un montón de estúpidos
paraguas en mano y driblando charcos
como si nunca hubieran tenido infancia.

La mañana que Laura se fue ni siquiera llovía
y tuve yo que poner todas las lágrimas.

- Lo peor de hacer las maletas,
no son las cosas que tienes que meter
si no todas aquellas que tienes que dejar-

Y me miró como se miran
a los perros de las tiendas de animales.

Era un lunes como hoy, como siempre
pero que también como la chica de la camiseta blanca
pasará de largo.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Con vistas al interior


No soy el mejor hombre que has conocido,
ni la mitad de bueno de los que te quedarían por explorar,
ni siquiera tengo estudios y mi voz
se quiebra ante cualquiera que me mire a los ojos.
Mi tristeza se acentúa los domingos
pero en realidad es mi estado más corriente.
A veces sufro ansiedad,
también ira,
tengo veinte segundos complicados en los que puedo
desde matar a un hombre a dormir sin ella.
No diría que estoy loco pero soy un cuerdo anormal.

En serio, soy un desastre,
ni siquiera soy fiel,
si escucho tacones bailo canciones perversas,
si veo un escote busco el mar en otros puertos,
mejor no hablar si al poniente
le da por levantar una falda en mi presencia.
La última vez que pedí perdón
tenía diecinueve años
y el ya no podía escucharme.

Hace tiempo que no confío en nadie,
la esperanza me resulta un acto masoquista,
la fe un mal truco de magia,
el destino un folio en blanco
que escribo con faltas de ortografía
para que el tampoco sepa guiarme.

Quizás si te vas ahora,
alguien podrá darte el placer
que no concibo sin dolor.
Alguien, cualquiera,
podrá hacerte promesas preciosas de esas
que jamás se cumplen
 y tu puedas sonreír dignamente,
atando tus sueños a un futuro que no existe.

Creo cuando miro tu boca,
que hay mujeres que deberían poner más cuidado
en esconder la sonrisa que las bragas.
Pero esto casi solo me ocurre contigo.

Supongo que tu boca es capaz de hacer esclavo a un hombre.
Y seguramente a estas alturas de mi vida
lo fácil sería no rebelarse.
Y dejarme llevar o caer,
porque cuando la abres así como quién bosteza sin más
yo veo un precipicio donde caer es levantarse
y huir de ella es conseguir que el vértigo
te persiga hasta que te tumbe.
Y tumbados ya sabes que el amor
a mí siempre me ha sabido a coño.


Pero es cierto,
que deberías marcharte,
a que el amor te sorprenda por la espalda
y dejar en la puerta un te quiero
por si un día al salir no se quien soy.

Porque si te quedas,
no sabrás que pienso cuando pienso tanto,
ni oirás un yo también después de un te amo,
porque jamás supe forzar una palabra
y ya es tarde para contradecir mi abecedario.
Y no sabré decir nunca que te quedes,
ni aunque sea mi deseo primordial
porque si yo pudiera irme de mi mismo,
también lo haría.

Ni siquiera si decides quedarte
podré escribir algún verso decente en tu nombre
porque sería demasiado feliz
para ser poeta.

Quizás no entiendas que hay gente,
que necesita echar de menos
para no echarse de más.
Que hay gente a la que sonreír en estos tiempos
le parece un insulto,
que respirar una osadía,
que vivir un arrebato,
que perder una rutina.

Quizás no entiendas que soy de ese tipo de gente.
Alguien incapaz de volar sin resaca,
un tipo que se juega a la carta más alta
su próximo desequilibrio.
Un algo que no es alguien
si no suena su nombre
desde la garganta más profunda
de un bar de carretera.

Deberías irte,
recoger tus caricias de mi espalda,
atravesar mi corazón hacía fuera,
que pueda verse en el agujero de mi pecho
los escombros que has dejado tras tu marcha.
Ignorar aquello que ves en mis ojos,
lo que te gritan mis párpados cuando te observo
porque en realidad solamente la ignorancia
puede hacer feliz a las personas.

Y bajar las escaleras con tus tacones negros,
los mismos que te quitaba con la boca,
cada noche que el deseo
nos ponía de rodillas.
Y perderte calle abajo,
como se pierden los autobuses y los coches
y las putas de la calle Magdalena
y las madres de los niños de colegio.
Como si pierden las nubes que no mojan
o el sol que no calienta.
Sin un adiós, sin hasta nunca,
solo silencio.

Deberías irte ahora mismo,
porque es el único modo que tenemos de saber
si de verdad te necesito.

martes, 30 de julio de 2013

De lo que no saben las orillas

Ahí está lo único bueno del verano,
lleva un bikini blanco,
se agacha de vez en cuando
a recoger caracolas de la orilla
y media playa suspira por su culo,
la otra media critica sus caderas.

Siempre he pensado que el peor enemigo de una mujer,
es otra mujer.
Ella lo sabe.

Anoche a las dos de la madrugada
yo ya llevaba seis mentiras,
a veces alterar mi soledad
no es tan sencillo.

Lo peor del conmigo es el sin ti.
Lo mejor del sin mí era el contigo.

Había una chica muy guapa,
de esas que tienes que mirarla tres veces
para creer en ella
y no culpar al alcohol
de crear bellezas que no existen.
Me la encontré en mis ojos en mitad de la barra
bebía ginebra y olía a vainilla,
tenía el pelo largo, la falda corta, la sonrisa amplia,
me la hubiera follado en el primer rincón
abandonado de la ciudad,
decorado con su boca las flores del parque,
agrietado con su manos lo más oscuro de mi pecho.
Pero no llevaba tacones.

Una mujer sin tacones
es como un hombre sin polla,
te puede gustar mucho
pero a la hora del desnudo
le falta un trozo.

Con el pelo suelto la chica del bikini blanco
parece un anuncio de viajes al Caribe,
un póster del último camionero romántico,
una isla donde el naufragio
más que catástrofe es una suerte.

Decía la camarera del bar
donde hipoteco todo mi equilibrio
que si la incertidumbre no arde,
el amor se apaga.
Que hay que saber llegar lo suficientemente tarde
para que te echen de menos
pero no tanto como para que te manden a la mierda.
Incluso al orgasmo dijo.
Y sonrió.

Yo hace exactamente ochocientos cincuenta y tres días
que no llego tarde a ningún sitio.
Y no porque el desamor me haya hecho un hombre puntual
si no porque ya nadie me espera.
Y es triste.

Como triste es que ella ahora
no necesite una mano en su espalda
para extender la crema protectora,
o que le lama los tobillos para que la sal del mar
cicatrice los besos que nunca me dieron en la infancia
y que tanto me duelen todavía.

Cinco de la mañana,
llevo tantas mentiras
que ni siquiera recuerdo bien quien soy.
Comentan que los borrachos siempre dicen la verdad,
yo opino que la verdad no es más que una mentira mal contada.

Supe al perderte,
que había ganado lo peor de mi mismo,
por eso dije te amo en lugar de te quiero
antes de que cruzaras el umbral de la puerta.
Te amo,
Aunque en realidad lo que quería decir era:
- Por favor no te vayas nunca o mi vida será una mierda-
Solo dije te amo.
Y no fue suficiente.

Lo mejor es cuando salta las olas
y sus tetas se burlan del vértigo.
Tiene los pies mas bonitos del mediterráneo,
no más de un treinta y siete
y las uñas pintadas de un azul claro.
Uno no sabe con exactitud
si tiene el cielo bajo los pies
o por encima de la cabeza.
De hecho uno no sabe en realidad si hay cielo
hasta que no la mira.

Andar despacio, abrir la puerta,
recordarte,
cerrar la vida.
Atravesar el silencio que has dejado en cada habitación,
vestir la terraza con tus vestidos de colores,
que nadie sepa que te has ido para siempre,
que el aire haga de tu olor algo perverso.
Aún sabe a ti las costuras de tus bragas,
aún siento igual si te pienso entre mi brazos,
aún me odio más sin odiarte todavía.

Se tumba en la toalla sutilmente,
tiene el cabello negro, piel oscura,
los ojos más bien verdes aunque a veces,
te mira en azul y te despista.
Debajo del ombligo hay un lunar
que bien podía ser centro del mundo,
debajo del lunar hay otra playa
que sabe de humedad más que las barcas.

La cama me pregunta por tu peso,
hay quien le llama insomnio a las ausencias
yo no digo tu nombre desde entonces.
Tu nombre nunca acepta una mentira
se incrusta en el cielo de la boca
y duele mas gritarlo que ignorarlo.

Se recoge el cabello, luego observa
al sol despedirse de la orilla,
se pone su vestido, el de los martes
(Ese de flores rosas y amarillas)
Y marcha arena arriba sin mirar
lo triste de la playa con su ausencia.

Igual que está la casa, igual que yo,
desde que giró el pomo en un te amo
y me rompió el verano para siempre.

lunes, 27 de mayo de 2013

Contrarreloj

Si vas a volver tarde deberías
traer al menos tu mejor sonrisa,
esa que pones después del orgasmo,
o la que usaste para enamorarme,
cuando  dejé pasar tus chocolates,
tu crema protectora, tu champú,
los condones de sabores
y tu culo,
por delante de mi sed y de mi hambre,
en la cola de aquel centro comercial
cuyo nombre me recuerda que aún existes.

Deberías tal vez de volver tarde
dejarte el pelo suelto y en el cuello,
ignorar cualquier perfume que me prive
de poder oler tu piel como es debido.
No traer en tu dedo algún anillo
que delate que tu amor llego a otro puerto,
ni tampoco prendas caras tu ya sabes,
que se arranca antes la ropa que el suspiro.

Y quizás solo quizás también debieras,
no venir con palabras diferentes,
que tu acento no parezca que te fuiste,
que tu lengua no me hable con los ojos,
que no sepan a promesas los me quedo,
ni a distancia los me voy a despejarme.
Que tu voz sea la misma que otras veces
me robó toda la mía y el aliento.

Deberías olvidarte los disculpas,
los no sé, los tal vez, los por si acaso,
los que tal está tu vida y la familia,
arrojar en el pasillo los te quiero
Y los sueños,
en lugar de hablar de ellos como idiotas,
los dormimos abrazados como estúpidos
y cada vez que despertemos los cumplimos,
tú en mi boca y yo en tu coño por ejemplo.

Y arrancarnos las promesas a mordiscos,
que nos duela las mentira a largo plazo
en la piel, en el alma y en los besos.


Pero sobre todo lo que realmente deberías
si es que piensas volver aunque sea tarde,
es tener la certeza de que aquí
aún te espero, o te ansío, o te busco,
o te guardo tu lado de la cama,
el hombro de las lágrimas
y la sonrisa.

Y el tarde,
no se ha hecho un nunca de repente.

lunes, 20 de mayo de 2013

Cada vez que pido un deseo digo tu nombre


Le he robado otro año a la muerte,
no he soplado las velas,
todo el aire que me debo es un suspiro.

Hay un sobre azul en la mesita
lleva tu nombre impreso en el remite,
no tiene dirección ni me hace falta,
quizás vas a pensar que lo exagero
pero te encuentro siempre en la nostalgia.

Ayer llevabas falda por ejemplo,
las piernas largas, el corazón estrecho,
pensaban que eras puta los taxistas,
dijiste fóllame así muy brusca
como quien pide lluvia en el desierto
y yo te hice el amor como un idiota,
a veces se me olvida no quererte.

Luego yo me manché y tu te fuiste.

Me ha echado treinta y uno muy amable,
la chica de la tienda de la esquina,
hoy es mi cumpleaños he confesado
ella con el escote en la mirada
me ha invitado a un helado de vainilla
yo que me conformé con su sonrisa.

Se llama como tú,
nadie es perfecto.

Quisiera hablarle al yo al de mi infancia,
decirle que el amor no es para tanto,
se pasan de los besos a las manos
de las manos al sexo y del sexo,
se pasa a las manos luego al beso.
Cuando dices cariño ya el amor
bosteza en un sofá de la salita.

Decirle que el amor que nunca acaba
es aquel que o bien se marcha
o nunca llega.

Aunque supongo que tampoco entendería,
ni siquiera el yo de ahora se consiente.

Decirle en voz de otro y al oído
que a veces la peor de las derrotas
es ganar en el momento equivocado.

Que dios es el primer de los ateos
ya casi nadie cree en él
ni él en nosotros.

Que aunque el primer amor nunca se olvida,
lo puedes ignorar tranquilamente.

Decirle que la felicidad es un estado
que solo sabes apreciar
cuando se ha ido.

Que de todas las personas de este mundo
y del mundo que te quede cuando ella
se marche a otro mundo diferente
solo debes creer en una sola.
Y si no es en ti mismo, estás perdido.

Yo me busco todavía por ejemplo.

Aunque supongo que de saberlo todo,
yo no sería ahora este hombre,
que mira un sobre azul en la mesita
y lo deja sin abrir porque ya sabe
que tú no cabes en algo tan pequeño.

lunes, 13 de mayo de 2013

Amorexia


Dice mi nostalgia que eres una puta.

Lo dice mi nostalgia,
yo se que nunca has cobrado.

No sabes lo grande que se me hacen las pizzas ahora.,
no es la falta de hambre,
es la ausencia de ti.

Se lo he dicho a la señorita que me atendía.
- Debe haber un problema, no recibo llamadas.
- ¿Usted tiene amigos? Me ha preguntado.

La gente todavía cree que la amistad existe,
este mundo no dejará nunca de sorprenderme.

Caduca la despensa sin tus manos,
mi boca sin tu boca
y el orgullo.
Parece la nevera Palestina,
en los cajones faltan tus caricias,
en las cucharas el aire de tu aliento.

Tenía voz de croissant de chocolate.
- No, no tengo amigos señorita. Le dije.
- Entonces quizás es problema suyo, no del teléfono caballero.

En la encimera llora una manzana,
me observo en el reflejo de un cuchillo
era más guapo cuando estabas cerca
y eras más cerca cuando estaba guapo.

Le faltan ingredientes a este plato,
azúcar al café del desayuno,
al click del microondas tu sonrisa.

A mí todo tu amor y el apetito.

jueves, 9 de mayo de 2013

Dormir de estar soñando y no dormido


Me hago más mayor que no más viejo,
también me hago el idiota
aunque lo soy.
Lo soy de no saber lo que sabría.
Hablo de tu sabor, eso se entiende.

Dice la luz que entra por la ventana
que ya esta aquí el verano y que tus piernas
le calientan la cama a otro cualquiera.
Que debe tener nombre como es lógico
pero lo llamarás corazoncito,
o gordo, o pequeño, o cielo mío.
Lo se porque el amor te pone apodos
así puedo llamarte en otro nombre.

Y tengo un niño dentro de mi pecho,
que sueña que te vas y luego vuelves,
que vuelves de volver no de dar vueltas.
Y tengo un hombre justo en el espejo,
que tiene de tener, no de ahora tengo
las ganas de ganar y de perderme
perderme de perder, no de perderte.

Supongo que el amor es un empate.

La playa es confundible con desiertos
sin ti y sin tus bikinis de colores,
lo dicen los turistas y tus ex novios.
Mi madre no lo dice aunque lo piensa
lo piensa de pensar que estoy pensando.

Si pienso, pienso en ti.
También se entiende.

Lo dije sin querer pero lo dije,
-Si cierras esa puerta abres mi vida-
A veces uno miente por cobarde.
Dejaste de fumar para marcharte
sin dejarme una excusa en los pestillos,
supuse que esa vez fue para siempre.
Y siempre es todavía por desgracia.

Y me hallo en esta parte de la vida,
que vivo por inercia y por morirme,
si de hablo de morir no hablo de muerte,
hablo de que no estás,
estar de estarme,
muriéndote por mí
morir de vida.

martes, 19 de marzo de 2013

Entrevista

La señorita Jhayra Bravo Riascos además de llenarme de fe me ha hecho una entrevista para "Pandora magazine", lugar en el que además publicaré con gusto a partir de abril, os dejo el enlace por si os apetece des-conocerme un poco más o disfrutar de esta revista digital. salud-os.

http://www.pandora-magazine.com/ernesto-perez-vallejo-la-poesia-hecha-hombre/

lunes, 28 de enero de 2013

De matématicas y otras formas de dolerse

Me dejaste contando de cara a la pared,
un fracaso, dos fracasos, tres fracasos, cuatro fracasos.
Pensaba en lo que decías de la pared anaranjada
y macetas enormes de margaritas en la terraza.
En volar desde la luna de mi noche
hasta el sol de tus mañanas.
Y hablar de la lluvia, hasta que fuera música.
¨Y si no llueve, lloraré como un valiente
para mojarte los ojos
que a veces el mar
también cabe en una lágrima¨.

Cinco fracasos y seis y siete y ocho.
Las lámparas violetas
y en el aseo una bañera para cinco
por si hacen una orgía
mis manos con las tuyas.
Por si al muelle de tu espalda
he de nadar con las pupilas
Por si he de naufragar
en la isla de tu pubis.
Te escribiré frases de enamorados
en la página sesenta y nueve
de todos los libros que empieces
y que tendrás que acabar otro día
de tanto amarnos.

Diez, once, doce, trece.
Veremos ponerse el sol desde la otra parte del mundo,
aprenderemos idiomas diferentes
para que nadie entienda este modo de querernos.
Ladraré por una caricia,
brotaré por otras humedades,
respiraré para coger tu aire.

Catorce fracasos, quince fracasos, dieciséis fracasos.
Juzgaremos el gemir de los vecinos,
jugando al dolor de tu tacón sobre mi pecho,
inventaré nuevos atajos de tu coño a las axilas,
laberintos inexpugnables de tus pies hasta la lengua.
Y nos haremos promesas imposibles,
borrachos de equilibrio en las aceras
buscándonos los besos en el hambre.
Habitaré cada poro de tu piel,
una guerra sin empate entre tus muslos,
un perdón por el mordisco vida mía
una duda de gemelos en tu vientre,
un no se ya de querer, cuanto te quiero.

Tú sembrarás en cada duda un adjetivo bonito,
en cada complejo tu boca
le hará el amor a mi ego,
en cada herida otra herida,
en cada luz otro eclipse,
en cada ron dos de besos.
Y dirás con voz de eternamente
que nadie se interpondrá entre nosotros,
que nadie te ha besado como yo,
que nadie te ha follado como yo.

Y esta vez "nadie" quizás sea rubio
y tenga dragones tatuados en la espalda,
o un moreno de esos con ático en los ojos
y boca de cuento de hadas
y comieron perdices.


Diecisiete, dieciocho,diecinueve y veinte.
- Voy. Dije.

Pero ya no estabas.

Y yo claro, he empezado a contar otra vez.
Por si acaso.

jueves, 24 de enero de 2013

Lo que no sabes de las luces.

Voy contando las farolas,
que ni saben de mi sueño,
ni reconocen tu sombra.

Continuan a lo largo de la calle
hasta el punto que confundes una sola,
con el resto.

Justo eso, nunca me pasó contigo.

Incluso le dan la vuelta a la ciudad,
651,652,653...
Una vez llegué a contar hasta mil doscientas
y no te lo vas a creer
pero había más luz en tus ojos.

lunes, 14 de enero de 2013

Todo lo que no soy, es todo lo que no hicimos

La verdad es que de todas las cosas que no he hecho,
solo me pesan las que no hice contigo.

Follar bajo la lluvia,
un viaje a Amsterdam,
explotar pompas de jabón con el rasurado de tu pubis,
rompernos la risa por usarla demasiado,
pintar las nubes del color de tus ojos,
las paredes del color de tu abrigo.
Salvar a un lince,
matar a un hombre,
volar,
volar más alto,
caernos.

El amor es caerse
y en lugar de levantarse
hacer que caigas conmigo.
Aprovecharnos del suelo
para lamernos el vértigo.
Y flotar.

Gritar tu nombre desde el Empire State
y que todas las mujeres quisieran llamarse como tú,
amanecer en Nueva Delhi
y mordernos el hambre,
conseguir que los canales de Venecia
se sonrojaran de pudor ante tus muslos.

Y perderte de camino a nosotros,
equivocarme de regreso a cualquiera,
encontrarte,
que el placer siempre se esconde en el lugar más prohibido.

Pero tu sabías,
que el amor que nunca acaba en nada
es aquel que no se da del todo.
Torciste la esquina,
doblaste un edificio
y te tragó la calle.

- Si no me voy nunca me echarás de menos. Eso dijiste.
Y aún no has vuelto.

Y pesa.