Hagamos una tregua,
tú dejas de arrojar jarrones
y yo te como la boca.
Que siento que esta guerra lejos de la cama
ya no me pertenece,
que tus insultos extraviados
del sudor que se desprende
cuando hacemos de la piel una hoguera
se te salen por la comisura de los labios.
Hagamos un trato,
tú me dices que me quieres
y yo te bailo la canción que más te guste,
o me desnudo sin que mi clavícula
destroze la autoestima que me queda.
Hagamos un pacto,
de esos que te vas y luego vuelves
y perfumas toda la casa con tu olor a vainilla
yo me pondré a lamer el suelo que pisas
como si fuera un helado cada huella.
Hagamos también algún imposible,
un más dificil todavía,
el amor por ejemplo,
sin cicatrices, ni odio,
como si fuera poesía pero sin letras,
pongamos minas alrededor de la cama
y el primero que huya que salte por los aires.
Hagamos algo macabro con este silencio,
tú le maullas a la luna
y yo le ladro a tu sombra,
inventemos marea alta en el asfalto
y nademos el uno sobre el otro
hasta que el respirar valga una vida
y tu tengas mi aire en tus pulmones.
Hagamos que las palabras no sean cuchillos
y no te corte mi voz
ni la tuya me desangre.
Hagamos una tregua,
tú me invitas a tus ojos
y yo te enseño mi sonrisa,
esta vez sólo depende de nosotros.
Tú dirás.
6 comentarios:
Es un buen trato, Ernesto. Pero que no haya papeles de por medio que firmar, que todo sea de sangre.
Siempre es un placer.
Gio.
Ir y volver, el amor no se acomoda...
Me encantó, Ernesto, ponés unas imágenes, que, dentro de lo cotidiano, se elevan.
Un abrazo!!!!
Te dirá que si. Yo diría que sí a a este tipo de tregua a toda velocidad antes de que te arrepintieras.
una proposicion decente. para variar jeje.
un abrazo jefe. fuerte
Dónde hay que firmar??
Es que es muy bonito, Ernesto, y uno no sabe qué decir...todos deberíamso decir esto alguna vez o algunas veces al día...o mejor, escucharlo.
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