lunes, 3 de junio de 2024

BUDAPEST

 

Se ha visto reflejada en un escaparate donde a la primavera, le han impuesto un curso para decorar esquinas. Piensa que le sobran unos kilos, yo y su báscula nunca nos ponemos de acuerdo. Yo afirmo que un número nunca sabrá más que mis ojos, ella sostiene que mis ojos jamás podrán engañar a un espejo.

La única razón de su heterosexualidad es que aunque se mire bajo mis párpados no logra verse como la veo. De hacerlo, ambos estaríamos amando a la misma persona.

Dentro de la tienda los maniquíes juegan al despiste geográfico. La dependienta que fue miss mentira bonita en el último festival de hipocresía, le acerca un vestido donde la curva se hace metáfora. La observo desnudarse tras la cortina del probador con el mismo asombro que si fuera la primera vez. Se ha colocado la mueca de no estar de acuerdo mientras encoge el vientre y el azul se enamora de su piel.

—Quizás una talla más —dice la dependienta con voz de madre.

Ella asiente.

Y mientras repite el desnudo rezando por dentro para entrar en ese vestido, yo con la sonrisa puesta ya estoy imaginando el momento de poder quitárselo.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Si te leyeras con mis ojos, ambos armaríamos al mismo autor.

Un gusto desvestir tus versos.

Amo los lunes. Maria ♥️

Anónimo dijo...

Me encantaría que alguien escribiese eso de mi … me encantan tus letras una vez más no dejas de sorprenderme ❤️
Day

Anónimo dijo...

Entre letras solo se descubre tu fascinación por lo que existe. Y en realidad no hay mejor palabras que gracias por escribirlo.