lunes, 10 de junio de 2024

ESTOCOLMO

 Es verano bajo las sábanas. Ella aún duerme. Tiene un pijama horrible y está tan bonita como con un vestido ajustado. He pensado que sea mi lengua quien la despierte. En meterme entre sus muslos y en lugar de decirle buenos días, demostrarle que lo son. En quince minutos sonará su alarma, tardará tres segundos en apagarla y suspirará odio en un bostezo. Se estirará como quien pretende agarrar al lunes del cuello y ahogar su futuro. Con los ojos abiertos esperará cinco minutos. Tal vez pensando en qué ropa ponerse, memorizando la despensa, haciendo planes que acabará abortando en el transcurso del día, fijando una fecha para tomarse una semana de vacaciones. Seguramente ya habrá maldecido la velocidad a la que pasa el fin de semana y dirá "viernes" tres veces, como quien se agarra a un balsa en mitad del océano. Luego lanzará un suspiro al techo y saldrá de la cama. Primero el pie derecho. Irá al baño, se lavará la cara y mantendrá una guerra contra el espejo, que intentará ganar más tarde con algo de maquillaje. Pondrá su lista de reproducción en aleatorio y mientras se hace el café, jugará con su pelo hasta hallar la cola perfecta. Se probará tres jerseys, decidirá el más oscuro, los pantalones más pegados, los zapatos más cómodos. En ese momento el espejo ya se habrá puesto a su favor. Tomará el café, cinco sorbos, tal vez seis. Y se convencerá de que no tiene hambre todavía. Luego volverá a la habitación y me dará un beso antes de irse. Como quien deja el amor en los labios ajenos para más tarde volver a por él. Será un lunes cualquiera, otra mañana sin memoria.


Así que voy a levantar la sábana, bajar su pijama como quien descorre una cortina para que entre el sol y besar suavemente alrededor de sus muslos. Sin apartar sus bragas, me inventaré una playa con la punta de la lengua. Sus manos buscarán mi cabeza y al hallarla las pasará por mi pelo, como quien tiene música en los dedos. No habrá bostezo ni odio. Ni cinco minutos, ni lunes. El futuro será mi boca. Y en lugar de viernes repetirá mi nombre tres veces, como quien tiene el océano agarrado a una balsa. Se estirará para pegarme a su piel. Le importará un carajo la despensa y tendrá dudas si vacaciones no es el sinónimo de tenerme entre sus piernas. Pondrá en aleatorio una canción en mi garganta, mientras se despeina. Completamente desnuda hallará en el espejo de mis ojos la verdad sobre su físico. Dará sorbos largos sobre mis labios, tal vez mil, o mil quinientos y poseerá tanta hambre que tendrá que comerme.

Faltan cinco minutos para la alarma, es verano bajo las sábanas, ella aún duerme. Y yo creo que ya es el momento de verificar los buenos días.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, hoy será un buen día.

Besos, Maria ♥️

Anónimo dijo...

Me encantan los días que inician de forma inesperada o no tan inesperada como deseada ☺️ .. aunq confieso que me encantan también los lunes 🥰
Siempre dejándome sin palabras o mas bien con tus palabras en mi mente como quien deja el amor en los labios para luego recogerlo un lunes ..
day