No, la luna no estaba más bonita que otras veces,
tampoco parecía más grande,
ni siquiera brillaba más que otro día cualquiera,
simplemente ella, estaba más cerca.
Hay mujeres tan asombrosas que les basta su presencia
para embellecer cualquier paisaje,
hacerlo más intenso,
devorarlo incluso,
por eso cuando se van,
cuando ya no la hallas a la altura de un abrazo,
al suspiro de un beso,
todo te parece horrible.
Hasta la luna.
2 comentarios:
No sabes cuánto me gusta este ritual de los lunes: saber que vendrás, saber que te encontraré. Apropiarte de un día de la semana es osado y me encanta.
Un abrazo, Maria ❤️
Gracias por sí compartirnos hoy un escrito maravilloso más.
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