Llegará el frío.
Yo miraré en el armario
y sentiré el desprecio de las perchas vacías.
Saldré a la calle,
el verano será una metáfora,
una promesa.
Miraré a la gente andando deprisa;
te juro que a veces parece
que huyen de mí.
Se llamará noviembre
y no tendrá tus ojos.
Tal vez aquella sudadera
que compramos en el último viaje
consiga, en algún instante,
llamarse hogar.
Frotaré mis manos,
tal vez fume.
Se me hará largo
el camino al trabajo,
evitaré reflejarme en los escaparates.
La sinceridad está de más
cuando no la necesitas.
Observaré la playa desde el otro lado,
como si fuera una postal.
El viento dirá tu nombre.
Seguramente me cruce con alguna chica
que no se parezca a ti.
También tendrá frío.
La chaqueta gris, la que te gustaba,
me quedará grande.
Es increíble lo pequeño que se siente uno
cuando no estás.
Lo peor siempre es el regreso.
Miraré el calendario,
limpio, sin un solo círculo
que decore alguna fecha importante.
Será un mal año,
un duro invierno.
Me crujirán los huesos,
como si por dentro alguien
quisiera poner una canción.
Ni siquiera mi pijama más horrible
podrá firmar una tregua con Groenlandia.
Cuando el frío es por dentro,
añoras una piel
que no es la propia.
Tendré varios mensajes,
alguna llamada perdida,
dos páginas porno en favoritos,
otra apuesta perdida.
Habrá ofertas engañosas en los buzones.
Los perros del vecino
no le ladran a la gente conocida.
Es fácil, a veces, asesinar la incertidumbre.
En algún momento, la primavera
asaltará el paisaje.
Acorralará al silencio.
Matará la oscuridad.
Seguirá haciendo frío.
Cuando tienes el silencio en la cabeza,
no importa el ruido.
El sol es un consuelo inerte,
como encontrar una chica
que se llame como tú
y decir su nombre.
¿Con qué se curan las heridas
que no se ven?
No sé cómo explicarte, sin rozar lo cruel,
que a veces sufre
más el culpable que la víctima.
Que el error llegará un momento
que dejará de perseguirte,
mientras a mí me acorrala
con tu ausencia.
No habrá tregua,
por más que confunda
algún incendio con agosto,
por más que en alguna calle de mi memoria
quede alguna hoguera encendida
por donde el olvido
aún no se ha atrevido a pasar.
Dará igual el tiempo que pase,
la ciudad que drible,
la canción que decida no poner.
No importará que escape
de las páginas dobladas
de esos libros que dejaste en mi cabeza.
Tomaré atajos,
vaciaré el armario,
diré "te quiero",
prometeré algún "para siempre".
Tal vez tenga hijos.
Tal vez sea feliz.
Pero me acordaré de ti,
casi siempre en los momentos
más inoportunos.
Y siempre, jodidamente siempre,
llegará el frío.
3 comentarios:
Con lágrimas en los ojos. 😘😘😘😘
Fdo: Susi
Ufff me encanto y mientras lo leía yo también sentí frio ❤️🩹
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