Ella me enseñó a amar la geografía,
una noche sin luna se señaló el ombligo con el índice,
esta es Islandia me dijo,
a veces es de hielo
pero si lames con tu lengua
justo alrededor del islote
no estará tan sola y habrá un incendio
en cada uno de sus habitantes.
Y yo alquilé un precipicio,
allí en su Islandia,
aprendí su idioma
y en las noches sin luz
me hacía pirómano de su piel.
Más tarde me enseñó que Italia
calzaba un treinta y ocho,
que a veces bajo las sábanas
parecía que nevaba
y mi boca fetiche y viciosa
saboreó una ciudad por cada dedo
y un dedo por cada ciudad.
Me mostró Fracia en su garganta
y Grecia en su culo,
en sus muslos los paises bajos,
el caribe entre sus bragas,
el Himalaya en sus pechos,
navegué por el mediterráneo
después de poseer volcanes
y arder en la lava caliente
que escapaba de sus poros.
Hasta que se marchó colocando en mi curriculum
un sobresaliente en geografía
y descubrí en su ausencia
la antártida en el alma.
Ahora solo necesito
que alguna otra con estudios
me enseñe anatomía.
4 comentarios:
No entiendo cómo no existen comentarios para estos versos.
Prefiero ni saber cómo has aprendido a jugar tan bien con tantos lugares y el cuerpo de mujer.
Quiero ser tu atlas.
...magnífica forma de recorrer los mil y un puntos cardinales, cuanto mas recónditos y más sensibles ellos, más sublime tu descripción... felicitaciones
Me encanta
"Me mostró Francia en su garganta" Uno de tus mejores sin ninguna duda
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